jueves, 5 de julio de 2012

Esa vida Bukowski suya

Estrella se perdió un día entre confesiones de medianoche.

Era apenas una niña y se enamoró como nunca lo había hecho. Amó todo lo que su corazón dio de sí y se cerró las manos y los labios durante años para que no dejaran salir palabras insospechadas.
Tenía un corazón desbocado, como lo era ella también. Insolente, dulce, sincero, inconsciente.
Sin embargo ella, aquella mujer que le robaba las noches y los días, y si acaso también los entretiempos, nunca supo comprenderla.
La llamó niña cuando Estrella se pintaba lunas en los ojos para ser su noche.
La acusó de ser jaula cuando ella sólo pretendía hacerle un nido para dormir.
Dudó de ella cuando Estrella, con el corazón desabrochado y los pantalones en su sitio, le dijo que la amaba.
Compartieron besos pero a ella siempre le supieron algo amargos.
Y cuando Estrella se dejaba la piel por ella, como lo hizo la serpiente enamorada por el tiempo, lo único que recibía a cambio eran ausencias.

Pasó el tiempo y el corazón de ese astro se fue apagando. Perdió la inocencia y la niñez, pero siguió queriéndola como el primer día. Hizo de ella su aire y sus latidos, y a cambio sólo recibió dudas.

Un día el aire se le escapó del corazón y los latidos dejaron de sonar. Después de tanto tiempo. Después de haberse callado los pensamientos y reprimido los instintos, pese a todo esfuerzo, ella se marchó.

Y ahora Estrella escribe como hacía cientos de días que no hacía. Con el alma desgarrada y las palabras sangrantes. Y me inspira las noches y los días porque en sus palabras, llenas de dolor, yo sólo puedo encontrar belleza.
Y soy egoísta, y parte de mi ser se alegra por ese dolor suyo, que la hace mantenerse desvelada y llenar folios de palabras que rompen y enamoran. De esa vida Bukowski suya.


*Por esa estrella que, siendo mujer y niña, me enamora con palabras de vacío. Si alguien quiere desgarrarse el alma: http://carnedeparanoia.blogspot.com.es/2012/06/dias-de-suma-y-sigue.html


martes, 3 de julio de 2012

Angustia

Y ahí está ese dolor otra vez. Dispuesto a desangrarme en cada silencio y en cada respiración. 

Tengo miedo. Mucho. A casi todo. Y sobre todo, a que me quieran, a ser necesaria para alguien. Y aquí estoy de nuevo, en este camino que un día me prometí no volver a pisar. He llegado a mi límite, ya no puedo seguir superándolo. Llevo meses luchando contra mis miedos por estar a su lado, por todo lo que me hace sentir, por todos los momentos de felicidad que me da. Y de repente, así de golpe, mis miedos contraatacan. A quererlo y a perderlo. A que me quiera. A no quererlo. A estar atada. Y esta sensación de angustia me oprime el pecho sin dar ninguna tregua, y quiero huir, salir corriendo, olvidarlo todo, fingir que no lo necesito... Quiero volver a caer en mis viejos errores, volver a estar sola, lamentarme. No me entiendo. No entiendo por qué no soy capaz de disfrutar lo bonito que me da la vida, disfrutar de él y de su sonrisa, de sus abrazos. Simplemente no soy capaz. El problema es que esta vez he pisado bien hondo. He dejado que me coja cariño, que me quiera, me he metido en su vida y ya no es fácil salir de ella.

No puedo fingir que nada ha pasado y seguir como si nada.